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miércoles, 1 de enero de 2014

A mi princesa



Para mí, casi toda una vida contigo. No me queda otra cosa que decirte gracias mi niña. Gracias por enseñarme tantas cosas como prestarte atención cuando lo necesitabas, gracias por hacerme reír, llorar y enternecerme. Gracias por despertarme cada día a mí primero, por ser siempre la primera en saludarme al entrar por la puerta después del trabajo y por seguirme por toda la casa.
Si yo estaba, tú también siempre estabas. No cambio por nada los viajes en moto que hemos hecho juntas, guardada tu en mi chaqueta con la cabeza asomada, ni las veces que te has revolcado en mi cama pidiéndome mimos, ni cambio ni una sola de tus trastadas en casa; simplemente gracias por haber formado parte de mi evolución.
Viniste a mi vida para enseñarme valores que guardaré hasta el día de mi muerte y sólo espero que yo te haya hecho tan feliz como tú a mí. No te reprocho el que te hayas ido en estas fechas tan dolorosas, en cambio te agradezco que esperaras a que yo llegara a casa para despedirte de mí, lo vi en tus ojos y perdóname si lloré y sigo llorando, es que te echo y te voy a echar muchísimo de menos.
Te quiero mi reina, mi gordita, mi perrita especial. Eres la mejor perra que he tenido y aunque ya no estés, en mi memoria está el tesoro de todo lo que hemos compartido juntas. Te quiero Lua. 

lunes, 20 de agosto de 2012

Agua de lluvia




Agua de lluvia parecen tus deseos entre tanto caos. Se queja desconsolada mi espalda cubierta de puñales del más dulce dolor.

Me niegas tus miradas, ocultas tu voz creyendo que así alivias mis mustias penas… en realidad, ángel sin alas, ángel de planetas escondidos… en realidad, ya me has despedazado el corazón como carne inservible.

Mi cabello se enreda inquieto entre mis dedos. Mis ojos ya no tienen color,  blanco apagado son mis pupilas ahora. No puedo dormir. De ser mi gran amor, mi único amor, ahora eres un recuerdo que me hostiga por dentro. Todo es una triste película, y aun así… ahí continúas apareciendo tú y tan sólo tú…

Tus ojos, ese azul eléctrico que no me deja vivir. ¿Cuánto va a durar tu venganza de paso lento? Libérame de mis pecados anteriores, pero con amor, no con desamor. Espinas sobre la planta de mis pies, me es imposible caminar sin la luz que se esconde en tu sonrisa, sin tus manos rodeando mi cintura indicándome el camino que debo escoger… soy incapaz.

Desde esta altura veo con más claridad los pensamientos oscuros que habitan en mi entendimiento. Observo las luces de la ciudad, miro al vacío… y ahí abajo estoy yo, sin vida. Sueños hechos trizas desde que no estás.

Mi cuerpo tiembla, no es consciente de estar entre  dos mundos a la vez… vuelvo a mirar las luces de la avenida, respiro hondo, vuelvo a la realidad. Miro al vacío… mi alma vuelve a mí hasta que decida marcharse de nuevo.

He decidido bajar de la silla, pánico tienen mis pies de subirse en ella y pretender volar sin saber aterrizar y aquí continúo, muriéndome por dentro, los latidos de mi bomba de calor se van enfriando, sin embargo te sigo amando…

Sólo en esta dimensión, sólo en esta vida, podrás venir a buscarme para refugiarme entre tu abrazo. Es la única que tengo, dime si quieres vivirla a mi lado o prefieres ver como ésta flor se marchita poco a poco hasta que no quede nada de ella, siquiera el recuerdo de que una vez te amó profundamente…

*Imagen extraída de Freepik

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miércoles, 5 de octubre de 2011

LuNática



Se hizo personaje de las delicias de mis cuentos tocando las cuerdas de su guitarra.
Vaqueritos gastados, sonrisa alunada y deportivas colorás, como coloraos deben ser sus besos...
En su escenario me comí su amabilidad colocando mi mano en su cintura mientras mis dedos se dejaban tentar por los lunares de su espalda desnuda.
Mi piel se derretía al calor de sus manos en la oscuridad de un rincón en la que cien miradas se incrustaban sobre nuestra imagen, hacía calor pero yo era un mar de escalofríos en su presencia.
De nuevo su sonrisa lunática y loca, siempre ahí, sin perderse en ninguna parte porque ya me perdía yo adorando sus pequeños tatuajes con mi lengua descarriada por todo su cuerpo.
Pronunciar su nombre es dar vida a su voz en cada función, es bailar un tango a la luz de la luna con sus suspiros abandonados entre mis piernas, es grabar sus canciones a fuego en cada uno de los sentidos impregnando el aire de poemas vagabundos entre notas musicales...
Por una noche me alimenté un poco de su esencia, me dejé devorar por su figura entre luces y sombras, me consentí ver sus ojos en cada estrella de esa noche, me permití olvidar quien era para adentrarme en sus sueños...

*Imágen: Luis Ricardo Falero
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domingo, 12 de junio de 2011

Lujuria



No me beses con tus labios de seda, ni humedezcas mi cuerpo con tu lengua, te lo prohíbo; tus besos se han tornado meras caricias insignificantes. Siquiera pretendas encender mi deseo con ritmos suaves, no lo pretendas; calor, idolatría, debilidad, indecencia. Ruego despiertes en mí un animal salvaje y obsceno.
Muérdeme, traspasa mi piel con tus colmillos, haz que se desgarre mi albina piel amándote. Escala por mis piernas con tus uñas, alcanza mi ombligo, huélelo, chúpalo, absórbelo, muérdelo sin piedad.
Tu carne, perfección hundida entre mis dientes. En sorbos pequeños saboreo tu sangre, lentamente la hago mía, al igual que tu eres mío. Me obsesionas, locura de mis locuras, dueño de mi demencia, dominador de mi mente, sólo dime lo que quiero oír y te concederé el privilegio de poseer la vida eterna...
En nuestras sábanas de seda jamás dormirá el descanso, sólo el poder de dos oscuridades en celo; consumidas, envueltas en hambre de almas mortales y lascivia sepulcral en madrugadas de luna llena.

Sólo dime lo que quiero oír... Di ven y yo iré.

*Imagen; Leonid Afremov


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viernes, 10 de junio de 2011

La Creación




Domingo es el primer día de la semana y no lunes. Domingo, día que dediqué entre gotas de lluvia a pensar cómo crearte.
Lunes. Con pedacitos de piel y polvo de estrellas, fui creando tu exterior. Extendí tu cuerpo, todavía inerte, sobre algodones para que no sufriera ningún daño.
Martes. Invertí el tiempo en colorear tus labios con pétalos de rosa, para que los amantes te miren en noches de luna llena. Delicados y hermosos hice tus pechos, manantial de belleza al igual que tus pupilas pintadas con pincel de corales marinos. Seguidamente te brindé un beso de protección para prepararte para las maldades del mundo.
Miércoles. Le pedí a los cometas que dieran vida a tu cabello y buscaran las notas musicales más dulces para crear tu voz.
Jueves, fui colocando cada elemento vivo en tu interior. Como un perfecto puzle, tu corazón comenzará a latir en breve y tu vientre será dador de nuevas vidas.
Viernes. Observé detenidamente la delicadeza de tu constitución, estoy sólo a un paso de darte aliento de vida hasta que vuelvas a ser polvo de estrellas entre algodones.
Sábado. Llegó el momento, preciosa, de darte espíritu; sin él, ni tu vida ni tu alma, serían posibles.

Las maravillas y la perfección existen... y tú, mujer, eres una de ellas.

*Imagen: Christiane Vleugels

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miércoles, 8 de junio de 2011

Bajo el cielo de Sevilla (dedicado a Bécquer)


Cariño le tengo a esa provincia porque porque su cielo te vio nacer. La conocí en verano, bajo su implacable calor capaz de bañar de locura al hombre más cuerdo; espejismos ven, en ésta época del año, los ojos de los viandantes como si vivieran en las arenas del desierto en pleno día.
Rumor de caracolas se percibe en las mañanas, aunque el mar no tenga cerca; silencio rociero habita en sus noches flamencas, esa es Sevilla, tierra de amor que te vio nacer y en sus pergaminos habías de escribir tus versos.
Tus versos... lindo homenaje a tu propio corazón; profundidad de sentimiento en la inmortalidad de tus rimas. Enamorada literariamente de tí, en tu seno hallé, por primera vez, la poesía; esa gran enredadera de términos de amor y muerte que a las damas endulza. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía ... eres tú. *
Quisiste ser amante de los pinceles, pero como bien narras en Los ojos verdes, se te dio mejor dejar volar la pluma a capricho. Yo también vi, en una ocasión, unos ojos así, luminosos, transparentes como las gotas de la lluvia que se resbalaban sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano*; pero no eran verdes, eran oscuros, eran... los tuyos.
Detrás de tu lírica hay tesoros escondidos que no desveslastes antes de tu muerte, pero están ahí, entre línea y línea para las mentes sabias que deseen encontrarlos. Yo los encontré y en mi corazón viven como un tesoro, compartiendo contigo el gran secreto. Nuestro secreto.
Yo hubiera recorrido contigo todos los paraísos azules con los que soñabas en tu niñez, hubiera bajado a tu lado a los horizontes infinitos... yo ... con rubor en mis mejillas, te digo que me hubiera comprometido en nupcias contigo.
¡Tremendo error cometieron aquellas que no supieron amarte! Yo te amé con tan sólo leer uno de tus versos y así los haya leído infinitamente una vez tras otra... no me hastío. Me lleno de ternura y fascinación al abrir nuevamente tus páginas, son lo más preciado: la llave que conduce a tu interior; emocionante viaje que lamento no haber realizado por no nacer en tus tiempos.
Dicen los románticos que todos tenemos un alma gemela, la buscamos inconscientemente durante nuestra vida hasta que creemos encontrarla, entonces unimos ambas esencias hasta el lecho de muerte, pero... ¿Qúe ocurre si por capricho del universo, nunca se llegan a encontrar?
Despertar es morir*, sabias son tus palabras. Desperté hace algo más de un cuarto de siglo y en la senda que lleva a la muerte, voy poquito a poco, pero moriré sabiendo que tú, mi amante literario, eres mi alma gemela.

*Relato dedicado a Gustavo Adolfo Claudio Domínguez-Insausti y Bastida Bécquer, más conocido cómo Gustavo Adolfo Bécquer, en agradecimiento por su gran trabajo (párrafos en cursiva), ya que gracias a él, mi pasión por escribir fue indiscutible. Aunque ya no esté con nosotros, su obra nos seguirá maravillando hasta el fin de los tiempos. Gracias Bécquer.

*Imagen extraída de internet de Gustavo Adolfo Béquer





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